Hoy, el escritor Antonio Gala ha recibido de sus compañeros el Premio Quijote de Honor 2011 a toda una vida, otorgado por la Asociación Colegial de Escritores.
Para mí, Antonio Gala, es un referente cultural y, como en todo referente, hay un componente emocional. Cuando yo era un niño de diez años que poco o nada sabía de este escritor, mis padres nos compraron a cada uno de mis hermanos y a mí un libro diferente de Gala, que estaba firmando autógrafos. Con amabilidad y una sonrisa me dedicó Charlas con Troylo, un libro en el que el escritor reflexiona sobre diversos aspectos de la vida dirigéndose a su perro, creando así una complicidad especial con el lector. Desde entonces he leído sus cuentos, su poesía... Es alguien que tiene mucho que contarnos y que, de una manera muy bella, nos hace pensar.
¿Por qué los poetas no buscan ya en el cielo el que fue su planeta
ni la esperanza en el misterio de un cometa?
La ciencia sube igual que el humo negro convertido en nube,
no imaginemos un paisaje moribundo:
podemos construir otro desolado mundo.
(Estribillo de mi canción Viajes a la Luna,
inspirada en el poema de Benedetti ¿Por qué no hay más viajes a la luna?)
...poder oír
cómo lloran los ordenadores
y late un corazón pequeño
en la ciudad de plomo y vidrios...
(De mi poema Reivindico el espacio de dolor...)
Forever young, I want to be forever young.
Alphaville
Me gustan los sonidos y sus colores. Por eso una de las cosas que valoro de la música electrónica en sus distintas variantes es el infinito colorido que puede aportar; por otro lado, tal y como no hay voz humana igual a otra, ni dos guitarras con idéntico timbre.
Escuchar con expectación cada disco de Alphaville -a los que cantaba en español con mi guitarra- me llevó a ver la película cuyo título tomó el grupo alemán para ponerse nombre. El filme de Jean-Luc Godard nos describe una sociedad totalitaria en la que están prohibidos los sentimientos. Más tarde vi Fahrenheit 451 de Truffaut, basada en la novela de Ray Bradbury; esta película muestra una sociedad cuyo gobierno quema los libros y quiere ciudadanos adictos a las drogas y a los concursos de televisión. La naranja mecánica, dirigida por Kubrick y basada en la novela de Anthony Burgues, nos vaticina un mundo hedonista y violento.
Pienso que todas estas películas ya no se pueden considerar ciencia-ficción, sino que se adelantaron a su tiempo: ya las estamos viviendo (violencia, desprecio por la palabra, adicción a la tecnología, a la imagen,...) Pero es una ciencia-ficción humanizante, un espejo que refleja lo que no somos. Creo que, de algún modo, este género entendido así, aparece en alguna de mi música.
Es curioso cómo, en todas estas películas, se "transparenta" la época en la que fueron rodadas, lo cual hace que hoy nos puedan parecer ingenuas: mientras que eran capaces de advertirnos de lo esencial, no era posible plasmar la forma, lo accesorio. Quizá por la velocidad con la que cambia en nuestra sociedad lo que menos importa, que es en muchas ocasiones a lo que más atención prestamos. Pero nadie nos devolverá ese préstamo de atención constante a las cambiantes modas. Entretenidos en ellas, no escuchamos los pasos de la manada de animales hambrientos que nos devorará mientras estamos a la última.
Para que pueda ser he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los otros, los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia. Octavio Paz.
Mire la calle. ¿Cómo puede usted ser indiferente a ese gran río de huesos, a ese gran río de sueños, a ese gran río de sangre, a ese gran río? Nicolás Guillén.
Citas extraídas del libro de Mario Benedetti Poemas de otros (1973-1974).
Fragmento de mi ilustración La misma luna, la misma estrella, para mi tema instrumental Manifestación de estrellas.
Nadie percibe una vibración en el otro sin experimentarla en sí mismo. Hermann Hesse.Lecturas para minutos, Alianza Editorial.
Creo que la primera canción que escuché de los Beatles fue Yesterday y, claro, me encantó. Más tarde escucharía la onírica Straberry Fields Forever; de ella me llamó la atención, además de la belleza de su melodía, lo bien que sonaba esa canción que no parecía cantada por un "cantante", sin que esta valoración tuviera carácter peyorativo alguno. Quizá era aquella una de las muchas cosas que aportaron: la facilidad para moverse con naturalidad entre lo clásico y lo popular, para romper barreras.
También recuerdo y conservo el libro de partituras que me regaló mi madre, lo recibí como un tesoro. Nunca fui bueno aprendiendo canciones de otros, pero siempre me ha gustado bucear en ellas, ver cómo estaban construidas, con la guitarra entre mis manos. Fue lo que hice con este libro, disfrutándolo y aprendiendo nuevos acordes, parte de un nuevo vocabulario que iba incorporando a mis canciones.
Concierto en la 17ª edición de Un día para la Esperanza, la fiesta central de Intermón Oxfam, contra el hambre, la pobreza y la injusticia. En el Parque Canalejas de Alicante, el 10 de abril de 2011. Gracias a los que vinisteis. Gracias a todos por escuchar, sentir, pensar y decir.
La misma luna y la misma estrella. El niño sueña con ser astronauta y nunca despierta de su sueño, hasta que abandona la infancia. Sí, los ojos de los niños miran siempre a través del sueño (o la pesadilla). Por eso, para él, la luna mágica y el satélite son la misma luna, porque sabe viajar a través del espacio. Por eso, la estrella que murió hace miles de años pero de la que aún nos llega su luz, sigue viva para el niño, porque para él no existe el tiempo ni la muerte. Es cuando nos hacemos adultos que, abandonado el sueño de ser astronautas, perseveramos en no convertirnos en robots, dentro del laberinto del tiempo y del espacio, de la vida y de la muerte.
VIAJES A LA LUNA (Inspirada en el poema de Mario Benedetti ¿Por qué no hay más viajes a la luna?)
Cuando el bueno de armstrong dio aquellos pasos todos registramos como se movía tosco / pesado / en un suelo blancuzco ¿o era de piedra pómez? ¿quién se acuerda?
durante un rato estuvo cavilando y la escafandra o como se llamase impedía que viéramos sus ojos pero juraría que su mirada era de pereza o abulia
algo debió explicar a su regreso algo diferente al discurso de gloria que le ordenaron pronunciar eufórico entre medallas flores vítores y guirnaldas
algo debió decir en privado a sus jefes algo importante inesperado (...)
Mario Benedetti, del libro Las soledades de Babel (1991).
¿Por qué no hay más viajes a la luna? ¿Por qué los poetas no buscan ya en el cielo el que fue su planeta ni la esperanza en el misterio de un cometa?
En el principio del fin de los sesenta,
fin de tantos sueños, alguna gente dice "todo fue un montaje”, el caso es que no ha habido otro alunizaje. Hoy miro al cielo aquí donde es difícil ya contar estrellas, buscar constelaciones, conversar con ellas o verse en el espejo de la luna llena. Aullaré al lado oscuro de la luna miraré, mas lejos de los hombres: me podrán temer; mas lejos de los lobos: me podrán comer. ¿Por qué no hay más viajes a la luna? ¿Por qué los poetas no buscan ya en el cielo el que fue su planeta ni la esperanza en el misterio de un cometa? La ciencia sube igual que el humo negro convertido en nube, no imaginemos un paisaje moribundo: podemos construir otro desolado mundo.
Y Benedetti describe al astronauta diciendo en privado: mi general, mi coronel -allí olvidado- pensaba que debía pronto asesinarlos, y no sabía qué es lo que allí hacía y sentía el asco de la ausencia del hombre mientras que veía la tierra de los muertos dentro de mi casco. ¿Por qué no hay más viajes a la luna...
Viajes a la Luna (inspirada en el poema de Mario Benedetti ¿Por qué no hay más viajes a la luna?)
Las gentes tienen estrellas que no son las mismas. Para unos, los que viajan, las estrellas son guías. Para otros no son más que lucecitas. Para otros, que son sabios, son problemas. Para mi hombre de negocios, eran oro. Pero todas esas estrellas no hablan. Tú tendras estrellas como nadie las ha tenido. (...)
Y tus amigos se asombrarán al verte reír mirando al cielo. Entoces les dirás: "Sí, las estrellas siempre me hacen reír", y ellos te creerán loco. (...) Será como si te hubiera dado en lugar de estrellas un montón de cascabelitos que saben reír...
Antoine de Saint-Exúpery, en el libro El principito.