jueves, 1 de enero de 2009

El regalo del alba.

Noche silenciosa. Una ciudad cualquiera espera que pase algo, no sabemos qué, pero, sin duda, algo que la haga empezar a vivir... Quizá espera otra resurrección de aquel visionario, sin sospechar que volvería a ser crucificado por pretender que cada cual sea como es en realidad, sin creer más religión que el propio corazón; o quizá, nuestra ciudad imaginada, más modesta y menos ingenua, se contenta con la llegada de un bufón que la haga reír.
Tal vez -a pesar de su secreto amor por la civilización- espera que los laberintos se derrumben, o que se inunden de luz para que sus habitantes no caminen tan vulnerables por ellos, para que Teseo pueda regresar a los brazos de Ariadna; o quizá esta ciudad se conforma con mirarse serena en el espejo lunar, viendo reflejado al menos a un hombre que mira al cielo para pedir un noble deseo a la estrella fugaz.
Amanece. Nuestra ciudad despierta y piensa que la vida es sueño (o que el sueño es vida), que los días de lluvia y los de sol se suceden, y que al final el verbo siempre se hace carne. Triste y confiada al tiempo, aguardando el regalo del alba, siente nuestros pequeños pasos en su piel gris y se diría que nos susurra: "Dejadme la esperanza..."

© Texto: David Luis.
© Ilustración: José Manuel Baldó.

Pequeña autobiografía.

José Manuel Baldó y David Luis en la Tetería del Zoco.
         Hola. Me llamo David Luis. Nací en Alicante el 21 de junio de 1977. Cuando era niño me parecía un enigma la creación de una melodía… hoy, aunque las escriba, me lo sigue pareciendo. Mis padres me compraron muchos libros, algunos de poemas (Miguel Hernández, Lorca, Alberti…); leí algunas cosas. Cuando tenía un año, mi tío me invitó a que soplara una flauta, y le contesté que no quemaba… pero, inesperadamente, y después de escuchar compulsivamente a Mecano, a los doce años, decidí que sería músico: recibí clases de solfeo y de guitarra de la cantautora Lola Sandoval, junto a mi hermano Antonio Juan que estudiaba violín, escribí mi primera canción, escuché más músicas…
      En 1998, después del intento de formar un grupo con mis amigos y de grabar algunas cintas, hice una maquetilla que aún debe andar circulando por ahí… En el 99 tuve mi primera oportunidad de tocar en público, en la Tetería del Zoco, donde conocí a mi amigo Toni Mira, entonces tetero y siempre cantautor, que desde entonces me ha ido dejando un montón de discos de gente que aún no conocía mucho o que desconocía totalmente (Nueva Trova, Hilario Camacho…) Tras hacer alguna incursión en radio y TV, en el 2000 comencé Magisterio Musical, donde conocí a Fran, fundador de Luminaria, con quien filosofaba y discutía sobre música y otras cuestiones. También conocí a César Ruano: compartimos nuestras canciones en alguna ocasión y un día le invité a tocar conmigo en la Tetería; desde aquellos tiempos somos amigos. Más tarde hice algo de música para publicidad, musiqué algún poema... En el 2003 terminé de escribir una canción para Azucena, mi chica, y volví a atreverme a tocar por ahí, después de que César me devolviera la invitación de hace unos años, ...y seguí componiendo.
David Luis, José Manuel Baldó y César Ruano en el puerto.
      Haré música mientras lo necesite, porque, como dijo Machado: "…la vida es larga y el arte es un juguete. / Y si la vida es corta / y no llega la mar a tu galera, / aguarda sin partir y siempre espera, / que el arte es largo y, además, no importa". Actualmente estoy dando algunos conciertos y grabando  canciones, con la colaboración de mi amigo José Manuel Baldó, guitarrista y dibujante. Aquí podréis escuchar algunas cosas.
David Luis.