Alphaville (Jean-Luc Godard, 1965). |
No presumas de ser
soñador.
Es más,
cual pesado lastre lleva,
antes que al espacio
asciendas,
la herencia o
sentencia del poeta
silencioso pero sin
renuncia,
sin pudor mas lejos
del orgullo.
Así ni te mientes ni
les mientes:
legitimamos la
pantomima
para evitar la
demolición
de nuestras tristes y
humildes chozas
(serán lo último que
perdamos);
pues nadie mejor que
tú conoce
el frágil material de
los sueños
(dulces sueños que no
has de contar
o si no, jamás podrán
cumplirse).
Si
en ocasiones una sonrisa
quimérica me hiciera
llorar,
aprenderé a llorar de
verdad.
Ya puedes mirarme a
los ojos
y recitarme nuestro
secreto:
dejaríamos de hacer
canciones,
lejos de las lindes de
Alphaville,
en los albores del
paraíso.
David Luis